El base estadounidense, a sus 38 años, quiere jugar en un equipo aspirante al anillo puesto que nunca ha sido campeón de la NBA, y se ha visto desagradablemente sorprendido por la noticia del traspaso: «Es duro. Realmente, es parte de este negocio y te das cuenta de que nadie te debe nada. No importa cómo te portas con ellos o lo que hagas, te das cuenta de que en este negocio nadie te debe nada, camisetas de baloncesto como debe ser».