La palabra imposible no está nunca en su vocabulario y, precisamente, los dos últimos torneos FIBA de la Selección demuestran que la competitividad del combinado nacional va mucho más allá de los nombres propios que lo conforman. El astro de Los Angeles Lakers aparece como el mejor pagado de la Liga, por delante de otros grandes nombres como Stephen Curry, Kevin Durant o James Harden. Son libros que suelen concebirse como regalos de Navidad para treintañeros y, pasadas las fiestas, nadie vuelve a acordarse de ellos, porque nada tenían que aportar.