El heleno ha ganado los últimos dos premios a mejor jugador de la competición y el balcánico es el gran candidato para esta temporada, prueba inequívoca de que el viejo continente está de moda. Pese a la escasez de recursos, logró que su hijo acudiera a un instituto ‘bien’ de la ciudad, camisetas de baloncesto de educación católica y alumnado mayoritariamente blanco.